Caminata por las calles de Hurlingham
Historias y emoción en el tercer tour de Sumo
Visita a lugares emblemáticos de la historia de la banda. La presencia de Ricardo Curtet y gran cierre musical con Los Caídos.
¿Qué es un hito? ¿Sabemos qué significa esa palabra? ¿Se puede usar a la ligera? ¿ Casi sin pensar? A lo mejor nos gusta como suena, pero realmente no sabemos que significa. ¿O sí?
Un hito es una persona, cosa o hecho clave y fundamental dentro de un ámbito o contexto. ¿Sabíamos eso? Tal vez, no.
Pues bien, algo de esto pasó el sábado 6 de abril por la tarde con el recorrido por los caminos de Luca y Sumo en Hurlingham, lugar donde ocurrió gran parte de esta historia.
Este sábado 6 de abril (del año de la motosierra) ocurrió un hito más en Hurlingham, quizá la mejor ciudad de mundo. Uno más, tal vez, a los ya tantos logrados.
Es que se realizó el tercer rock tour de Sumo por las calles de Hurlingham. A cargo del Posho Magnaco y quien escribe estas líneas (Laro Bialobrzeski), con la supervisión técnica e histórica de Eduardo Diana, que esta vez no pudo formar parte de la caminata.
La juntada fue en la estatua de Sokol, en la intersección de Remedios de Escalada y Jauretche, dónde un importante número de personas se juntaron para mantener vivo el legado de Luca Prodan y Sumo, y recordar anécdotas de quienes vivieron esa época con los protagonistas principales como extras de una película increíble que todos estaban viviendo, pero tal vez sin darse cuenta.
Ahora bien, hasta ahí todo marchaba bien. A eso de media hora de empezada la excursión rockers por las calles del distrito del Oeste del GBA tras los pasos del rayo romano de apellido Prodan, cae al recorrido el gran guitarrista Ricardo Curtet, quien es ni más ni menos que una de las primeras personas que conoce Luca al llegar a la Argentina y viajar a Córdoba. En esa provincia se conocen y hacen música juntos, en algún momento del inicio de la década del 80'.
Ricardo queda amigo de Luca y deja que la historia siga sin él. Pero lo que pasó esa vez lo marcó de por vida; tal es así, que ayer haciendo el recorrido se emocionó hablando de lo vivido y hasta se le llenaron los ojos de lágrimas al recordar esas calles y las charlas y la familia que eran esos sumos del inicio.
Ricardo Curtet y su señora, Mónica, una mujer brillante y lúcida, asentía e interrumpía los relatos de su compañero y de todos los demás con tanta altura que era encantadora y siempre aportaba algún dato más. Algo que también forma parte del hito del que hablamos.
La caminata continuó en un desarrollo esperado. Se armó una comunidad rockers casi familiar, inédita en estos ámbitos musicales. Gente que se conoció en caminatas pasadas y hoy se llaman amigos y se abrazan y se emocionan y comparten historias. Horacio relató con exhaustiva firmeza y profundo tezón cada hecho como lo vivió o como se lo contaron. Las locaciones iban pasando y los ojos se humedecían y el corazón palpitaba.
La caminata termina con un aplauso cerrado ya cuando la noche cubre toda la ciudad y la luz de El Galpón allá a lo lejos parece estar invitando a ir a escuchar a Los Caídos. Y ahí fuimos. Cómo peronista a la revolución.
Entramos y ahí estaban, ya formados, listos para recrear canciones de Sumo en una relectura que los aleja de la fotocopia. Ellos no son los Danger Four de la música de Luca y Cía. Ellos hacen los que les dicta el corazón y las tripas, porque tocan desde ahí.
Una lista increíble de canciones haciendo bailar a propios y ajenos, el local explotado de gente, curiosos que pasaban por la vereda y al oír "esas" temas entran y se quedan. Todo es felicidad.
De toda la comunidad rockers que se hizo presente en esta tercera caminata que promete más ediciones con más sorpresas y para mantener la historia de ese rayo romano que cayera en estás Pampas a explicarnos algo inexplicable: qué es el rock. Justo él, una de las personas más inexplicables de esta existencia.
Gracias Luca por mostrarnos el camino. Un ciego guiando a los ciegos.